20.

Una vida, dos historias,

tres derrotas, cuatro victorias.

Cinco palabras, seis invitaciones al recuerdo,

siete fotos, y ocho 'si te he visto no me acuerdo'.

Nueve sonrisas, diez corazones,

once discusiones, doce razones.

Trece intentos, catorce 'haces lo correcto',

quince 'nunca digas nunca', dieciséis 'a la próxima lo intento'.

Diecisiete errores, dieciocho 'lo siento'.

Diecinueve perdones, veinte líneas llenas de sentimiento.

Plan de vida.

El arte de pintar musas sobre las paredes de mi habitación con la imaginación. 
El arte de imaginar lo inimaginable, de perderse entre cosas insignificantes,
de llorar por cosas inútiles que a simple vista parecen tan distantes.
Sonreír por tonterías, divertirse con chiquilladas.
Privarse de deseos e ilusiones por posibles cuestiones en las miradas.
Miradas de gente que te observa, con ganas de sacar alguna conclusión.
De tratar de entender tu vida, de descifrar tu corazón.
De contar mil y una historias, en las que el deseo es la base,
pensar en un 'que pensarán', pase lo que pase.
Nervios que traicionan, confianza que abandona,
perdición en pocas palabras, mente que no razona.
Parálisis y éxtasis en el mismo instante,
tratar de dejar en cuerpo fuera de cualquier constante.
Enamorado del futuro, del cambio anhelado,
enamorado de un plan de vida que ni siquiera ha empezado.

Contando el tiempo perdido, sin sentido.

Uno. Dos. Tres. Quizá cuatro. O tal vez 5. Minutos. Horas. Días. Puede que meses. O incluso años. ¿Cuánto crees tú que tardarás en darte cuenta que tú vida tiene un único dueño? Lo que yo decía. Quizá me quedé corto diciendo solo los cinco primeros números. ¿Por qué? Es que quizá llevas 18 años viviendo a merced de lo que los demás esperan de ti, de tu persona. Tristeza. Es lo único que siento por ti. Por ti y por tu falta de sensatez. ¿Acaso pensabas que todas las respuestas a tus preguntas vendrían solas? Siento decirte que la respuesta es negativa. Pero, te invito a que de todo esto, te quedes con una frase: 'La vida es como un lapicero, durará tanto como el dueño quiera; porque al fin y al cabo, él es el único que hace uso de ella.'